Carlos Alberto Goico
El Rojo es Amor
El Rojo es Amor
PATÍN BIGOTE PRESENTA LA EXPOSICIÓN PÍCTORICA
"GOICO EXPLICA SUS CUADROS"
“Evocando las elocuentes pinceladas de los grandes maestros abstractos del siglo pasado, el hombre artista conocido como Goico nos revela un nuevo panorama pictórico que no le debe una gota de pintura a cualquier antecesor.
Manifestando con ello el postulado de que "ahí es que la pintura es dura". Con elementos que proceden del expresionismo y del simbolismo, así como
pictogramas de carácter fálico el artista hace un poco de luz sobre todas esas historias oscuras que están por contar, las rescata del olvido y del silencio, las encierra en el círculo de lo comunicable y con ello intenta, al menos devolverlas al contexto de lo humano como un recurso para una sociedad
futura que pudiera ser más solidaria y más justa. Guiado por un impulso inconformista, que no se limita ni a la consagración de lo visible ni al develamiento de lo invisible, denuncia el elevado precio de los alimentos poéticos. Al contemplar una de sus obras los mortales balbuceamos la expresión: ¡Caramba! Goico con sus pinceles "embellece todo lo que toca". Es cuanto.
-Annie Bell de D’Oleo
Ensayista, crítica de arte diletante y maestra del disfraz
"GOICO EXPLICA SUS CUADROS"
“Evocando las elocuentes pinceladas de los grandes maestros abstractos del siglo pasado, el hombre artista conocido como Goico nos revela un nuevo panorama pictórico que no le debe una gota de pintura a cualquier antecesor.
Manifestando con ello el postulado de que "ahí es que la pintura es dura". Con elementos que proceden del expresionismo y del simbolismo, así como
pictogramas de carácter fálico el artista hace un poco de luz sobre todas esas historias oscuras que están por contar, las rescata del olvido y del silencio, las encierra en el círculo de lo comunicable y con ello intenta, al menos devolverlas al contexto de lo humano como un recurso para una sociedad
futura que pudiera ser más solidaria y más justa. Guiado por un impulso inconformista, que no se limita ni a la consagración de lo visible ni al develamiento de lo invisible, denuncia el elevado precio de los alimentos poéticos. Al contemplar una de sus obras los mortales balbuceamos la expresión: ¡Caramba! Goico con sus pinceles "embellece todo lo que toca". Es cuanto.
-Annie Bell de D’Oleo
Ensayista, crítica de arte diletante y maestra del disfraz
Goico Explica Sus Cuadros. Invitación a la exposición individual en Patín Bigote, 2001.
Goico habló sobre estas obras en particular. Fotos cortesía de Maurice Sánchez.
Investigación abierta sobre la vida y obra
de Carlos Alberto Goico.
En algún momento de nuestras vidas, muchos de nosotros hemos visto fugazmente la verdad. Hemos traspasado el velo de la socialización, de una realidad aprendida, de las apariencias, y hemos experimentado, aunque solo sea por un momento, la realidad más marcada de nuestra existencia.
Muchos artistas viven en la constante búsqueda de revivir esta sensación una y otra vez, por medio de su obra. Para muy pocos, esta idea es algo más que un momento pasajero. Nuestra simple visión de este mundo es, de hecho, su entorno, su patio de recreo, donde realmente viven. La obra de un artista es la manera palpable que tenemos para conocerlos y entender cómo experimentan la vida. Carlos Goico fue uno de estos pocos seleccionados. La visión de una realidad que solo percibimos fugazmente como niños fue su mundo natural y artístico. Un mundo poblado por payasos y reyes y búhos sagrados y flores y paisajes extraños y, por supuesto, demonios. Goico buscaría cualquier material a mano, cualquier cosa que creara líneas y manchas, para recrear los lugares y habitantes de este mundo en grandes y viscerales erupciones de forma y color.
Conocí a Goico en una ‘exposición pictórica’ que hicieron en el bar Patín Bigote titulado “Goico explica sus cuadros”, cuyo flyer decía en una de sus caras “Este fin de semana verás a Goico”, y era el logo intervenido del programa “El Gordo de la Semana” con Freddy Beras-Goico. Ingenioso como todo lo que Patín Bigote parió.
Lo que más me llamó la atención de este evento fue el texto curatorial de la ensayista, crítica de arte diletante y Maestra del disfraz Annie Bell de D’Oleo. No entendí nada. Aún así, este evento me abrió la puerta a conocer, aunque sea un poco, a Carlos Goico.
La obra de Goico, 11 años después de su muerte, continúa apareciendo donde quiera que voy. Carlos Alberto tocó muchas vidas, o muchas vidas lo tocaron a él. Es parte esencial de la historia de nuestra ciudad Colonial y de la pintura dominicana, siendo un personaje casi mítico, que sin saber cómo, se abrió camino entre el arte particular de los que viven con trastornos mentales y la triste realidad de los artistas marginados, pero con la fuerza de quien no quiere ceder su libertad. Negándose a caer en el olvido en el que cae todo acto mágico en esta sociedad que no para de olvidar.
Quizás un indigente y quizás demasiado aficionado al ron y los cigarrillos. Tal vez sin educación en arte y tal vez su técnica era cuestionable. No obstante, las obras de Carlos Goico tienen un impacto innegable. Sus pinturas y dibujos se pueden comparar fácilmente con los de los grandes artistas expresionistas, expresionistas abstractos y abstracción lírica de Europa y América del Norte. Goico no tenía entrenamiento formal en arte. Su educación fue mínima. Sufría de una enfermedad mental y su historia cambia según quién la cuente.
Esta investigación busca reconstruir su memoria mediante testimonios de quienes estuvieron cerca o pasaron por su lado y que en su arte vieron algo diferente y familiar. Reúne un grupo, dentro de los cuales figuran, artistas plásticos, mercaderes de arte, críticos, amigos, poetas, mecenas, antropólogos, curadores, gestores y sociólogos, apoyado de documentación histórica compilada o producida como parte de este proceso. El resultado de este proceso no está todavía definido. Se construye con el mismo automatismo con que Goico manejaba sus Crayolas. Por momentos creo ir en la dirección de un documental, pero acabo en una impresión a dos colores, montada sobre las paredes de un espacio que todavía no ha aparecido, dejando ver, a través de su historia la vida de un artista que vivió aferrado a la libertad que solo pudo conseguir en su obra, renunciando a cualquier otra realidad.
Yo como cualquiera, me topé con Goico más de una vez en el Falafel, donde le compré las dos obras que tengo de él, en 8 Puertas, en El Conde o sentado en la escalera de la entrada de la que fue su última casa. Todavía lo puedo escuchar diciendo: “¡Vé! ¡Eso es un diablo cojuelo bajando la Meriño, vé!”.
Iré dejando por aquí los recuerdos de Goico que voy encontrando. Este es un capítulo vivo, así que si quieres conocer un poco sobre Goico, pásate por aquí de vez en cuando. O mejor aún, si tienes algo que contar sobre el paso de Goico por tu vida, déjanos saber y le buscamos la vuelta a cómo incluirlo aquí.
Jorge González Fonseca
Noviembre 17, 2022
Update (Febrero 13, 2023):
Carlos Alberto Goico en Patín Bigote. Fotos bajadas sin permiso de una página web de Patín Bigote que ya no existe.