Una exploración sobre
la gráfica vernácula dominicana.
la gráfica vernácula dominicana.
En búsqueda de la historia detrás de estos mosaicos.
Ian y yo nos conocimos alrededor del 2003. A pesar de que ambos estudiábamos y vivíamos al mismo tiempo en Barcelona antes de esa fecha, nunca nos conocimos. Incluso fuimos a los mismos conciertos y hasta nos juntamos con conocidos en común casi los mismos días, pero no nos tocó conocernos en ese momento.
Coincidimos ambos en Santo Domingo cuando entramos a trabajar en la agencia Cumbre como diseñadores gráficos,. El entró a trabajar un proyecto interno de la agencia y yo con la dupla de Angel Rosario. Casi inmediatamente nos dimos cuenta que teníamos intereses en común, muy especialmente en la serigrafía y en la gráfica vernácula dominicana.
Para entonces, y gracias a un picoteo que hice, me pude comprar mi primera cámara digital, una Canon PowerShot S200. Un escándalo. Era super práctica, tiraba fotos increíbles, grababa video y cabía en un bolsillo. Ideal para andar pa’rriba y pa’bajo con ella. En esa época, para mi era casi más importante andar con mi cámara que con un celular.
Yo lo fotografiaba todo. Todavía tengo muchísimos DVD’s llenos de backups de fotos de esos años. Fotos de cumpleaños, de 8 Puertas, Tamaño Bar, el Falafel, Carolus Bar, amigos en la playa, amigos de bonche, viajes, coros de la agencia, exposiciones, y un sin fin de fiestas, letreros, tipografías, y demás cosas que me pasaban por el frente. Hay días que me toca buscar algo en esos backups y puedo durar horas viendo fotos de esa época.
Durante una época me cogió con hacer video arte y muchas de esas piezas audiovisules las logré gracias a la PowerShot. Durante un tiempo grabé la pantalla de mi tv mientras pasaba canales cada noche que llegaba de la agencia o de un bar. Hice un video llamado ‘Zapping’ que justo terminando de editarlo, me llamaron para poner visuales en un cumpleaños que resultó ser el de Jenny Polanco (la conocí ese mismo día) y terminamos proyectándolo en el lateral de un edificio de la Zona como parte de la fiesta. Nunca olvidaré esa noche. La banda Superchin tocó en un techo y la gente no paraba de bailar.
Ian y yo salíamos a caminar, cada uno con su cámara en el bolsillo, la pila full y el memory vacío, con el dedo listo para tirar fotos, aunque lo que más hacíamos era armar teorías de todo lo que nos pasaba por la cabeza, mientras le dábamos forma a lo que empezaría a ser Modafoca unos meses después.
La ruta empezaba en la Zona Colonial y se iba expandiendo hacia Villa Francisca, el Barrio Chino, la Duarte, la Mella, incluso llegábamos a VillaCon. Documentábamos todo lo que encontrábamos. Al principio empezamos una colección de mosaicos hidráulicos de casas de la Zona. Llegamos a tener decenas, incluso siguen por ahí, vectorizados. Luego empezamos a enfocarnos en logos locales antiguos. Después fuimos añadiendo letreros, tipografías, ilustraciones comerciales, moda, gente, arquitectura, comercio, en fin, cualquier cosa que nos sirviera de inspiración y contar las historias que queríamos contar a través de las camisetas, pero sobre todo, nos permitía poder observar nuestra cultura y el comportamiento de la gente.
Un día, caminando por la Mella, después de durar como una hora viendo y fotografiando los diseños de los discos de pasta que tenía un vendedor en la calle Altagracia, nos topamos con los mosaicos de la acera de la tienda La Sirena. Siempre nos había fascinado el logo antiguo de esta tienda, una sirena con los dedos como diciendo ‘ok’, el pelo rizado, cuerpo escamado, una teta asomándose y el rojo y azul sobre ese amarillo inconfundible. Realmente una joya. Encontramos varias versiones del logo en los alrededores de la tienda, incluso versiones más viejas, con una tipografía ornamental, como si fuera hecha a mano. Por ahí andan las fotos. Pero nos pareció aperísimo que esta tienda tuviera incluso un piso con mosaicos rojos y amarillos con una sirena como decoración en toda la calle.
Empezamos a averiguar el origen de ese logo. No recuerdo quién ni cuando, nos dijo: “Cuenta la leyenda que cuando don Román Ramos compró el edificio donde está la tienda, dentro se encontraba una pila de estos mosaicos, decidieron usarlos en la acera de ahí nació el nombre.” Viví por muchos años con ese cuento en la cabeza. Me hacía sentido.
Hace unos años estuve en Barcelona. Un día fui a almorzar con mis tios, quienes se habían mudado a un apartamento que yo no conocía. Al entrar en el lobby, veo que una pared está cubierta por mosaicos y, ¡oh, sorpresa! ahí estaba la famosa sirena. Para mi sorpresa, no estaba sola. También había un marinero, una mujer con redes en las manos y otro solo con agua. Saqué mi celular (ya no tengo la PowerShot) y le hice fotos y se las mandé a Ian de una vez.
El año pasado, camino a Santiago a ver la exposición de Jorge Pineda (donde tuvimos la dicha de verlo por penúltima vez), toqué el tema de los mosaicos. Comenté en el grupo la historia que teníamos sobre el nombre de la tienda y que quería saber qué tan cierto era esa versión. Para mi sorpresa, Carla, esposa de Ian, me dijo que conocía a Tony Ramos y que podía preguntarle sobre el origen de esos mosaicos y su relación con el nombre de la marca.
Inmediatamente nos confirmaron que estábamos en un error. El sr. Tony Ramos nos dice: “Cuando Tío Román le compra La Sirena a los Pacheco (unos gallegos que ya no viven aquí), por el año 1966, arriba de la tienda estaba el periódico La Nación, que tenía una sirena que sonaba al mediodía.”
El nombre de La Sirena no tiene nada que ver con el mítico personaje femenino ni con los mosaicos de la acera de la Mella. Los mosaicos aparecieron años más tarde, a finales de los 80’s, cuando los Aguayo compraron una máquina que hacía esos mosaicos y venía con esos diseños ya hechos, y salieron a venderlos. Al parecer, los Ramos compraron los mosaicos y los colocaron en la acera.
Todavía tengo preguntas. ¿Cómo entonces el logo de la tienda llegó a ser representado por el personaje mitológico de una sirena? ¿Habrá sido cuando cambiaron de ser una tienda de textiles a cosméticos y perfumería para identificarse más con su público objetivo para posicionarse como “La reina de los cosméticos”? ¿Hubo algún logo anterior? ¿Quién diseñó ese logo? ¿En qué año? ¿El color amarillo de la marca vino del color de los mosaicos o los mosaicos los hicieron custom para ellos? En fin. No es que no podamos vivir sin esas respuestas, pero voy a averiguar con los Aguayo a ver qué me dicen. Si alguien sabe algún otro dato, agradecería que nos deje saber. Prometo agregarlo a este artículo.
-Jorge González
28 de febrero del 2023
Ian y yo nos conocimos alrededor del 2003. A pesar de que ambos estudiábamos y vivíamos al mismo tiempo en Barcelona antes de esa fecha, nunca nos conocimos. Incluso fuimos a los mismos conciertos y hasta nos juntamos con conocidos en común casi los mismos días, pero no nos tocó conocernos en ese momento.
Coincidimos ambos en Santo Domingo cuando entramos a trabajar en la agencia Cumbre como diseñadores gráficos,. El entró a trabajar un proyecto interno de la agencia y yo con la dupla de Angel Rosario. Casi inmediatamente nos dimos cuenta que teníamos intereses en común, muy especialmente en la serigrafía y en la gráfica vernácula dominicana.
Para entonces, y gracias a un picoteo que hice, me pude comprar mi primera cámara digital, una Canon PowerShot S200. Un escándalo. Era super práctica, tiraba fotos increíbles, grababa video y cabía en un bolsillo. Ideal para andar pa’rriba y pa’bajo con ella. En esa época, para mi era casi más importante andar con mi cámara que con un celular.
Yo lo fotografiaba todo. Todavía tengo muchísimos DVD’s llenos de backups de fotos de esos años. Fotos de cumpleaños, de 8 Puertas, Tamaño Bar, el Falafel, Carolus Bar, amigos en la playa, amigos de bonche, viajes, coros de la agencia, exposiciones, y un sin fin de fiestas, letreros, tipografías, y demás cosas que me pasaban por el frente. Hay días que me toca buscar algo en esos backups y puedo durar horas viendo fotos de esa época.
Durante una época me cogió con hacer video arte y muchas de esas piezas audiovisules las logré gracias a la PowerShot. Durante un tiempo grabé la pantalla de mi tv mientras pasaba canales cada noche que llegaba de la agencia o de un bar. Hice un video llamado ‘Zapping’ que justo terminando de editarlo, me llamaron para poner visuales en un cumpleaños que resultó ser el de Jenny Polanco (la conocí ese mismo día) y terminamos proyectándolo en el lateral de un edificio de la Zona como parte de la fiesta. Nunca olvidaré esa noche. La banda Superchin tocó en un techo y la gente no paraba de bailar.
Ian y yo salíamos a caminar, cada uno con su cámara en el bolsillo, la pila full y el memory vacío, con el dedo listo para tirar fotos, aunque lo que más hacíamos era armar teorías de todo lo que nos pasaba por la cabeza, mientras le dábamos forma a lo que empezaría a ser Modafoca unos meses después.
La ruta empezaba en la Zona Colonial y se iba expandiendo hacia Villa Francisca, el Barrio Chino, la Duarte, la Mella, incluso llegábamos a VillaCon. Documentábamos todo lo que encontrábamos. Al principio empezamos una colección de mosaicos hidráulicos de casas de la Zona. Llegamos a tener decenas, incluso siguen por ahí, vectorizados. Luego empezamos a enfocarnos en logos locales antiguos. Después fuimos añadiendo letreros, tipografías, ilustraciones comerciales, moda, gente, arquitectura, comercio, en fin, cualquier cosa que nos sirviera de inspiración y contar las historias que queríamos contar a través de las camisetas, pero sobre todo, nos permitía poder observar nuestra cultura y el comportamiento de la gente.
Un día, caminando por la Mella, después de durar como una hora viendo y fotografiando los diseños de los discos de pasta que tenía un vendedor en la calle Altagracia, nos topamos con los mosaicos de la acera de la tienda La Sirena. Siempre nos había fascinado el logo antiguo de esta tienda, una sirena con los dedos como diciendo ‘ok’, el pelo rizado, cuerpo escamado, una teta asomándose y el rojo y azul sobre ese amarillo inconfundible. Realmente una joya. Encontramos varias versiones del logo en los alrededores de la tienda, incluso versiones más viejas, con una tipografía ornamental, como si fuera hecha a mano. Por ahí andan las fotos. Pero nos pareció aperísimo que esta tienda tuviera incluso un piso con mosaicos rojos y amarillos con una sirena como decoración en toda la calle.
Empezamos a averiguar el origen de ese logo. No recuerdo quién ni cuando, nos dijo: “Cuenta la leyenda que cuando don Román Ramos compró el edificio donde está la tienda, dentro se encontraba una pila de estos mosaicos, decidieron usarlos en la acera de ahí nació el nombre.” Viví por muchos años con ese cuento en la cabeza. Me hacía sentido.
Hace unos años estuve en Barcelona. Un día fui a almorzar con mis tios, quienes se habían mudado a un apartamento que yo no conocía. Al entrar en el lobby, veo que una pared está cubierta por mosaicos y, ¡oh, sorpresa! ahí estaba la famosa sirena. Para mi sorpresa, no estaba sola. También había un marinero, una mujer con redes en las manos y otro solo con agua. Saqué mi celular (ya no tengo la PowerShot) y le hice fotos y se las mandé a Ian de una vez.
El año pasado, camino a Santiago a ver la exposición de Jorge Pineda (donde tuvimos la dicha de verlo por penúltima vez), toqué el tema de los mosaicos. Comenté en el grupo la historia que teníamos sobre el nombre de la tienda y que quería saber qué tan cierto era esa versión. Para mi sorpresa, Carla, esposa de Ian, me dijo que conocía a Tony Ramos y que podía preguntarle sobre el origen de esos mosaicos y su relación con el nombre de la marca.
Inmediatamente nos confirmaron que estábamos en un error. El sr. Tony Ramos nos dice: “Cuando Tío Román le compra La Sirena a los Pacheco (unos gallegos que ya no viven aquí), por el año 1966, arriba de la tienda estaba el periódico La Nación, que tenía una sirena que sonaba al mediodía.”
El nombre de La Sirena no tiene nada que ver con el mítico personaje femenino ni con los mosaicos de la acera de la Mella. Los mosaicos aparecieron años más tarde, a finales de los 80’s, cuando los Aguayo compraron una máquina que hacía esos mosaicos y venía con esos diseños ya hechos, y salieron a venderlos. Al parecer, los Ramos compraron los mosaicos y los colocaron en la acera.
Todavía tengo preguntas. ¿Cómo entonces el logo de la tienda llegó a ser representado por el personaje mitológico de una sirena? ¿Habrá sido cuando cambiaron de ser una tienda de textiles a cosméticos y perfumería para identificarse más con su público objetivo para posicionarse como “La reina de los cosméticos”? ¿Hubo algún logo anterior? ¿Quién diseñó ese logo? ¿En qué año? ¿El color amarillo de la marca vino del color de los mosaicos o los mosaicos los hicieron custom para ellos? En fin. No es que no podamos vivir sin esas respuestas, pero voy a averiguar con los Aguayo a ver qué me dicen. Si alguien sabe algún otro dato, agradecería que nos deje saber. Prometo agregarlo a este artículo.
-Jorge González
28 de febrero del 2023
Mosaicos de la tienda La Sirena en la av. Mella. (y los tennis de Ian Victor) Canon PowerShot, 2003.
Mosaicos de la tienda La Sirena en la av. Mella. Canon PowerShot, 2003.
Mosaicos de la Calle Juventut 16, L’Hospitalet de Llobregat . iPhone 5, 2012.
Logo viejo de La Sirena (©Grupo Ramos). Circa 2000.
Update - Marzo 1, 2023
Ayer subí este post que tenía semanas queriendo escribir y lo acompañé de una publicación en mi cuenta de Instagram y varios amigos se acercaron con información.
Un dato muy valioso vino gracias a Ryan García. Me enseñó un libro titulado “El origen lejano de una historia cercana - Inicio y evolución del grupo Ramos”.
En el mismo, el sr. Román Ramos cuenta: “Pronto, se hizo necesaria una identidad visual que facilitara el reconocimiento de La Sirena como marca y que a la vez, fuera la imagen publicitaria. Fue entonces cuando surgió la sirena marina como logo.
Román precisa que el primer diseño data del año 1968 y que fue idea de un vecino que trabajaba como creativo en una reconocida agencia publicitaria.”
Aunque no revela el nombre de quien fue, nos da una pista. Quizás es tiempo de hablar con las leyendas de la época.
Ayer subí este post que tenía semanas queriendo escribir y lo acompañé de una publicación en mi cuenta de Instagram y varios amigos se acercaron con información.
Un dato muy valioso vino gracias a Ryan García. Me enseñó un libro titulado “El origen lejano de una historia cercana - Inicio y evolución del grupo Ramos”.
En el mismo, el sr. Román Ramos cuenta: “Pronto, se hizo necesaria una identidad visual que facilitara el reconocimiento de La Sirena como marca y que a la vez, fuera la imagen publicitaria. Fue entonces cuando surgió la sirena marina como logo.
Román precisa que el primer diseño data del año 1968 y que fue idea de un vecino que trabajaba como creativo en una reconocida agencia publicitaria.”
Aunque no revela el nombre de quien fue, nos da una pista. Quizás es tiempo de hablar con las leyendas de la época.
En el libro se encuentra una imagen del logo realizado en 1968. Es lo que parece ser la versión original, con un look sesentón, peinado alto y coqueto. Una flor en el pelo y la cara bien graciosa. El mar tiene más movimiento y tiene la misma onda ilustrativa del pelo. El logo, colocado en la parte inferior de la ilustración, se siente dibujado a mano y combina estilos tipográficos serif y sans serif al mismo tiempo. El amarillo no parece figurar en la composición.
También aparece un logo tipográfico de cuando era Almacenes La Sirena, la tienda original, propiedad de Félix Fernández Rodríguez y de Manuel Ramos Rodríguez, fundada en los 1930’s.
Ya nos queda claro que el mosaico y el logo son de épocas distintas. El logo vino primero, (al parecer cuando el sr. Román adquiere la tienda), por lo que los mosaicos son una coincidencia que le cayó como anillo al dedo a la tienda cuando los Aguayo se los ofrecieron.
Izquierda: Primer logo Almacenes La Sirena. Derecha: Primer logo con la sirena marina. Circa 1968.